La Habana
A raíz de los nuevos lineamientos económicos impuestos a la nación cubana por el Gobierno y Partido Comunista de la llamada Isla de la Libertad, los consejos populares, entidades de la administración en barrios y municipios, han cobrado bríos de independencia, al punto que los más activos-sobre todo, los de la capital-, comienzan a despojarse de viejos atavismos y a generar negocios de toda índole, amparados en la ley que protege y estimula a los pequeños propietarios, que ya en solitario o en cooperativas de producción, servicios y consumo, se empeñan por alcanzar “un mejor mundo posible” aquí y ahora, sin esperar el famoso quinquenio, en medio de la debacle económica que ha acompañado cincuenta años de economía ¿socialista? ¿comunista? ¿caprichosa y personal del líder omnisciente y prepotente? El caso es que las comunidades han pasado a la acción, luego de un letargo de cinco décadas y se han lanzado sin mucho miramiento a sacar lascas, tajadas de la ocasión. Antes que el palo cambie pa´ rumba y se vire la tortilla de nuevo.
Así, en el municipio Diez de Octubre, por ejemplo, empresarios de nuevo tipo han surgido en los barrios, tales los equipos de construcción, rehabilitación y embellecimiento de viviendas y fachadas. Sin exceder la cifra de diez obreros,- en ocasiones, solo cuatro se unen para las reparaciones, estas brigadas han comenzado a cambiar la cara del citado municipio, con intervenciones en edificios que prácticamente se venían abajo, en ruina total. A la alegría de los vecinos-una de las poblaciones más envejecidas del país- se suman otras brigadas, como las gastronómicas, que a precios módicos, están matando el hambre de años de penurias, sobre todo, la sufrida en el llamado período especial. Artesanos y duchos en medicina tradicional, masajistas, peluqueros, barberos, costureras y sastres, oficios que habían desaparecido, han resurgido como por arte de la buena magia ¿política? , y otros, novísimos, como los de arreglar computadoras o formatear páginas Web, se suman a un baño de buena fe que esperemos les dure lo suficiente como para hablar, efectivamente, de grandes cambios.
Entradas
