Parece que el extraño caso del carguero cubano Anda Guajira apresado hace meses en aguas del golfo de Aden por piratas somalíes se acerca a su fin. Prueba de ello es la llegada a Haradheere, directamente desde La Habana, del mismísimo canciller Bruno Rodríguez con un único tema en su agenda: hacerse cargo de la liberación y consiguiente repatriación de la tripulación del mismo.
En esta ciudad-campamento es un secreto a voces que fueron, primero la negativa en firme de la tripulación del Anda Guajira a ser rescatada (y no solo eso, parece que los tripulantes del barco llegaron incluso a hacer gestiones encaminadas a localizar alguna autoridad competente ante la que formalizar solicitudes de asilo político, pero que resultaron inútiles), y segundo la terquedad de los piratas en no aceptar otra forma de pago en concepto de rescate que no fuera mediante divisa fuerte y al contado, los escollos en donde durante meses permanecieron embarrancadas las negociaciones. El porqué ambos escollos han dejado de serlo lo explica en unas recientes declaraciones el comandante pirata Hasan Awale Qeybdiid Abdi, Abdi para los amigos, “Esto tiene que acabar, ya no aguantamos más. No se le puede pedir a un hombre, aunque sea un buen musulmán, que después de andar todo el día arriba y abajo cargado como una mula con el carajo del lanzagranadas, que pesa como un demonio, con los pies cocidos ¡en carne viva!, (que como coja yo al que nos colocó estas botas exsoviéticas, ¡por el Profeta que hago que lo empalen!), que cuando vuelve a su casa se encuentre a su hija, antes inocente y dócil como un corderito, revuelta como una fiera enjaulada, completamente desconocida. Dice que está aprendiendo castellano, y yo no lo veo mal oiga, como cualquier padre quiero lo mejor para ella y seguramente el castellano le abrirá en este mundo globalizado más puertas que el munshungulu, ¡pero no me gusta esa cara que se le pone, como si estuviera viendo La Meca, cuando repite las lecciones: “así, muevete despasito pa que dure”, ¿eso qué quiere decir exactamente?, no sé por qué ¡pero no me gusta!. Además hacen guateques todas las noches en la playa y hasta tienen montada allí una academia de baile. Y nosotros, que al fin y al cabo no somos funcionarios, necesitamos dormir para ir al trabajo descansados, que el nuestro, señor mío, es un trabajo de riesgo y después ocurren los accidentes y este sin vivir, sabe usted, ya no hay quien lo aguante. ¡Así que si no se largan de una vez vamos a acabar haciendo un disparate!”.
Así que los piratas aceptan ahora en calidad de pago, según un documento que un miembro de la delegación cubana anda por ahí vendiendo a la prensa, una serie de servicios y prestaciones de carácter cultural, en sentido amplio, que el gobierno cubano se compromete a suministrar durante los próximos años. Entre los cuales cabe destacar los siguientes: el Gobierno Cubano cede a la Comunidad Pirata De Putlandia (en adelante C.P.D.P.) los derechos del best seller de Luis Baez “Así es Fidel” para que proceda a su traducción al munshungulu y lo instaure como libro de texto obligatorio en todas las escuelas “si algún día llegara a haberlas”; el Gobierno Cubano organizará ciclos de conferencias (en número a determinar) por ateneos, jaimas, “o allá en dónde hubiere una sombra adecuada” con el tema: “El enorme privilegio de vivir en los tiempos de Fidel” a cargo del intelectual Roberto Fernandez Retamar cuyos gastos serán sufragados por la C.P.D.P.; el Gobierno Cubano se compromete a incluir Somalia en las giras internacionales de sus más destacados artistas, léase Alicia Alonso, al frente del Ballet Nacional de Cuba, Omara Portuondo, La Vieja Trova Santiaguera y otros, quedando para una futura reunión con el comité cultural del C.P.D.P. y dada la apretada agenda de tales figuras, fijar las fechas de las actuaciones, asimismo y atendiendo a las circunstancias especiales del caso se aplicará un descuento del veinte por ciento al caché de dichas estrellas internacionales; el Gobierno Cubano se compromete a entregar al C.P.D.P. un busto de “la sin par figura del Che” realizada por miembros de la U.J.O.R.C. (Unión de Jóvenes Onanistas Rebeldes de Cuba), corriendo, eso si, por cuenta de la C.P.D.P. los gastos de envío, materiales y mano de obra; en cuanto al buque, el Gobierno de Cuba cede a la C.P.D.P. “la carga del carguero”, consistente en miles de maracas, tumbadoras y sombreros guajiros, a cambio de la correspondiente indemnización (a determinar) en concepto de “lucro cesante”, dado que dichos artículos habían sido adquiridos por un importador de La Meca e iban destinados a animar sus famosos carnavales. Por otra parte, el Gobierno Cubano se compromete a remolcar hasta alta mar el carguero Anda Guajira, donde se procederá a su definitivo hundimiento en un lugar debidamente balizado para que no suponga ningún peligro para el tráfico marítimo. Dicha operación será financiada con fondos procedentes de las arcas del C.P.D.P. “al fin y al cabo son sus playas las que se trata de limpiar”.
Hay una última razón que explicaría la prisa repentina que le ha entrado a La Habana por resolver este asunto, se apunta por aquí la gran rentabilidad propagandística que obtendría Raúl Castro si pudiera hacer coincidir los fastos, que dentro de unos días se celebrarán en la capital cubana, conmemorando el aniversario del retorno de Eliancito con la repatriación de los marinos secuestrados. Como apuntan las malas lenguas, sería una buena ocasión para eclipsar las hazañas del Gran Hermano con las suyas propias, la ecuación es clara: veintisiete marinos contra un balserito.
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