La Habana
Por Agencia AIP
Todo el transporte privado (autos, camiones, motocicletas y cualquier otro artefacto que camine con motor de gasolina, petróleo, eléctrico o melado de caña), acaba de ser intervenido y decomisado por las autoridades cubanas que lo destinarán a la producción de chatarra, material altamente apreciado en el mercado exterior -según fuentes oficiales una tonelada de chatarra alcanza en el mecado internacional hoy en día un precio que oscila entre los mil y mil quinientos dólares.
Los nativos se trasladarán a pie, en vehículo de tracción animal, en bicicleta o en las flamantes líneas de Pes -rutas de ómnibus P1. al 20-, que circulan ya por provincias y municipios, con predominio numérico en la capital.
Del decomiso se exceptúan los coches de los bomberos, los autos de los diplomáticos extranjeros y las ambulancia, Ministros, funcionarios públicos de toda laya, generales y coroneles, magistrados, jefes de policía y servidores de ese cuerpo, irán a sus respectivos puestos de trabajo junto a constructores, amas de casa, jubilados, oficinistas, médicos, ingenieros y pueblo movilizado y mutante, en su sentido más lato.
Las llamadas perseguidoras y motocicletas del departamento de Tránsito de la policía desaparecen debido a que el tráfico estará digitalizado al 100%, siendo este uno de los factores más nobles de la medida, pues al no tener conductor humano, las máquinas computadorizadas no conocerán de accidentes, un flagelo que a la sociedad cubana cuesta casi mil muertos por año y más de 1 400 heridos y politraumatizados.
El cobro del pasaje también estará digitalizado, con tarjetas magnéticas que se pagarán por días, semanas, meses y hasta un año, a la venta en los estanquillos de periódicos y revistas. El precio será por metros recorridos y ascenderá desde los diez centavos hasta un peso, moneda nacional. Dos agentes del orden (policías) y un empleado de la empresa de ómnibus urbanos, serán presencia obligada en cada viaje, para impedir demoras y altercados si por descuido, negligencia o mala fe intenta transportarse gratis cualquier pasajero que introduzca una tarjeta de abordaje vencida.
A los ferrocarriles y demás transporte interprovincial por carretera se suma ahora la navegación de cabotaje que a lo largo de toda la isla y sus cayos comunicaran las poblaciones distantes. Asimismo se encuentra en estudio –solo para la capital de todos los cubanos- el servicio de helicópteros.
Muchas naciones de América Latina y el Caribe observan con expectativas el empeño del gobierno de los hermanos Castro, pues de su éxito depende que su uso se extienda a todo el continente y las Antillas.
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