Por AIP
La Habana
Dadas las exigencias que impone al gobierno de los Castro la nueva política económica y social – fin de los subsidios, participación de los cuentapropistas, prioridad de la rama agropecuaria, entre otras-, serán cerradas, de manera paulatina, las escuelas de instrucción secundaria y profesional, pasando sus educandos a las diferentes empresas y fábricas que corresponden a su perfil de futuro empleo. Por ejemplo, alumnos de las escuelas de comercio y administración, serán acogidos por los departamentos de Contabilidad de las empresas estatales donde culminarán sus estudios generales a la par que realizarán las prácticas necesarias. Asimismo, los de la construcción pasarán a obras de mantenimiento y de apoyo a viviendas -micros- para la comunidad, donde estudiarán a la par que trabajan en el oficio en que se desempeñarán al terminar sus estudios. Es decir, toda la enseñanza politécnica pasará al régimen de estudio-trabajo in situ, con profesores de asignaturas generales en sesiones de cuatro horas-seis se dedican al trabajo-para redondear diez horas de instrucción en total. Futuros técnicos veterinarios, agrónomos, forestales, transportistas, publicitarios (audiovisuales), constructores, cocineros, químicos, farmacéuticos, gastronómicos, etc., se formarán de esta suerte lejos de las aulas convencionales, solucionando a su vez la escasez de mano de obra en ramas de la economía de vital importancia para el despegue económico de la llamada Isla de la Libertad.
Desaparece la educación preuniversitaria-tanto en ciencia como en letras-, fortaleciéndose los estudios secundarios en estos aspectos, al profundizar en dichas materias y las universidades se constituyen en centros de investigación.
Las instalaciones que desocupan los estudiantes serán remodeladas como futuras viviendas para los moradores del territorio donde se encuentran enclavadas, y no pocas, dadas sus características, serán dedicadas al turismo.
El bodeguero de la calle Ocho
Hace 2 semanas